domingo, 15 de mayo de 2011

Las Rocosas Canadienses, ¡¡Que maravilla!!

LAS ROCOSAS CANADIENSES UN 10



Canadá, el país de mar a mar y de la hoja de arce.
Algo mas de 31 millones de habitantes, de los que el ¡65%! son inmigrantes.
Una economía que intenta independizarse del gran vecino americano.
Pueblo joven, jovial, amable y acogedor, en el  que nos sentimos casi como en casa, con el importante añadido de tener aquí a unos extraordinarios amigos y a los amigos de nuestros amigos.
Gente festiva que siguen recordando con adoración los gin-tonics que les preparaba hace 25 años en Madrid cuando fueron en gran grupo a la boda de Pepe y Mary.
Llegamos a Calgary, cuna de los indios Pies Negros, pero tenida por una de las ciudades mas limpias del mundo.
Ciudad muy nueva, ya que hasta 1873 no se instaló aquí el primer europeo. Pero fué la llegada del Canadian Pacific Railway en 1883 y el posterior reparto gratuito de tierras a los colonos que quisieran instalarse en la zona, la que dió el impulso para que la ciudad se hiciese realidad.
Actualmente vive una época de prosperidad basada en sus yacimientos de petróleo y gas, aunque sigue manteniendo el espíritu vaquero tan bien representado por su mundialmente conocida Estampida, rodeo al mas puro estilo americano.

(algunas de las pocas casas antiguas del centro)


(centro moderno)





(Pepe y Mary, "viejos" amigos)

Calgary es el punto de partida para ir a Vancouver y en medio están ¡¡¡las Rocky Mountains!!!
¡Que maravilla de la naturaleza!
Montañas rabiosamente jóvenes, con bosques hasta los 3.000 metros, a rebosar de hielo y nieve, una semana después de la última gran nevada, con tiempo seco, nublado a la ida y soleado a la vuelta.
Casi mil kilómetros de belleza sin descanso, mira  aquí, mira allá, mira esa cascada helada, mira ese pico nevado, mira ese lago helado...




¡Mira ese oso en la vía!


mira esas montañas y ese lago...




¡Mira el Lake Louise helado!



Y entre mira y mira, los mil kilometros se nos pasan volando y llegamos a Vancouver.
Como casi todas las grandes ciudades del Pacífico americano, el primer "europeo" que la visitó fué el español nacido en el Virreinato de Perú, Juan Francisco de la Bodega y Quadra en 1791, un año antes que el británico George Vancouver. Una vez más los hijos de la Gran Bretaña tan listos.


Ciudad amable y graciosa rodeada de agua y de montañas.
Con un monumento a la risa de un artista chino...

...con dos intrusos

Un reloj callejero único, que funciona con vapor de agua


Atractiva arquitectura








y ¡oh! gran fortuna la nuestra, tuvimos la suerte de ver otra gran faena, cargada de emoción, del maestro Antonio "Chanel" Antoñito 
en el coso vancuverita, a un morlaco de una afamada ganadería de las llanuras canadienses, bien cuajado, gacho y manso de libro, en la que el maestro dió toda una lección de torería, valor y conocimiento para darle al manso la lidia que requería.




bien ayudado por su extraordinaria cuadrilla a la que vemos salir de la plaza, no en una "rubia", sino en una "morena", eso sí, sin el botijo en la baca.




Buenos paseos por el parque Stanley,



y por la English Beach, llena de gente sentada en esos bancos tan propios, disfrutando de...


(ni el perrillo se lo quiere perder)



Y con las mismas, de vuelta a Calgary, con esos mil kilometros de Rocosas, eso sí, ahora con un cielo azul completamente despejado y la primavera esplendorosamente reventona.
¡Que espectáculo!


¡Espectacular!

Canadian Pacific Railway

¡Ostias otro oso!

...y está ahí.


¡Mira eso!


¡Mira allí, una cabra montesa!




¡y allí unos gamos!








¡Y allí unos pollos!



Y que decir del Roger Pass



¡Que bellezas!


En fin, llegamos a Calgary con ganas de llorar, porque las Rocosas se habían terminado.
No nos quedó mas remedio que ahogar las penas, con la ayuda de los amigos de nuestros amigos, Ross, Pat, Ola, Lorna, Alice, Linda,...



En Canadá también se canta "Asturias patria querida..."





... amigos, Rocosas,...¡inolvidables!


Nos vemos en Chicago.
Salud y Repúblika.
antonio y mati.